amanece diluviando y esto es más Santiago; desayunamos en el parador Reyes Católicos, en la plaza del Obradoiro; no es una leyenda urbana; los diez primeros peregrinos cada día tienen comida gratis en el lujoso hotel; luego vamos a la misa del peregrino, a las doce; es emocionante cuando citan quiénes llegamos y de dónde; la iglesia está prácticamente vacía en lunes; nos sentimos muy cerca de Paulo, Jin y Marina, pero también de Joao, Luis, Rino, Christian, Sven, Lorraine, Meritxel y de todos los que hemos ido conociendo a lo largo de estos días; como hemos intentado respetar algunas tradiciones hoy toca comida de hermandad en casa Manolo; a pesar de la barrera del idioma y la cultura tan diferentes creo que hoy conseguimos demostrarnos el mutuo afecto que sentimos con estos tres amigos coreanos con los que hemos compartido tantos días en paralelo; es otra de las enseñanzas del Camino; y esto se acaba;
Santiago, la lluvia, la despedida inminente, provocan la "tristura"; es el punto de inflexión que nos servirá para continuar; el verdadero camino es bastante más largo y pesado; por eso nosotros siempre volveremos a este.