es difícil describir las sensaciones; sin casi ser consciente, escribo y borro varias veces "volver"; ese reencuentro cada año con los paisajes, tantas veces recorridos, de la montaña palentina es emotivo; esta vez, más aún; un lujo de día para superar tantas dificultades;
ciervos, bosques de robles y hayas, hojas muertas, olores intensos de campo, recolección de semillas, caminata y buena compañía, bocadillo, setas, soledad, lentitud, horizonte, huellas y rastros...