imperceptiblemente todo se va relativizando; el tiempo, las distancias... parece que salimos hace siglos de casa; nos vamos habituando a la sensación de provisionalidad permanente; es extraño como se estira o se encoje el pasado, dependiendo del momento; lo que iba a ser una etapa corta y de recuperación nos parece eterna; no vemos un alma entre la niebla; en todo el día solo pasamos una población: Bercianos del Camino; tomamos un café en el hostal; en esta época del año cada bar abierto es una especie de oasis donde entrar en calor y sentarnos un rato; seguimos evitando la lluvia, y el frío es soportable; agradecemos cada dolor que va apareciendo porque, al reafirmar nuestra voluntad de seguir, nos hace mas fuertes.
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