lunes, 14 de diciembre de 2009

décimotercera etapa

RUITELÁN - TRIACASTELA - 31 kms

todo es magia en esta etapa; amanece frío y despejado; en seguida entramos en el bosque encantado del fondo del valle y el camino toma pendiente; ninguna foto que hayamos visto le hace justicia; luego pasamos La Faba y parece que estamos arriba; al repetir sabemos que aún queda y que el pueblo está escondido a la vista; tenemos sol durante toda la subida; pisamos suelo gallego y al poco surge el mítico pueblo de O´Cebreiro, con sus pallozas características;



nos sentimos transportados en el tiempo y reponemos fuerzas con un caldo gallego (cómo sino); llevamos diez kilómetros y aún dudamos donde llegar hoy; hay un refugio en el alto del Poio, demasiado cerca, y un albergue seguro en Triacastela, quizá demasiado lejos; de todas formas hay que seguir, así que dejamos atrás uno de los hitos del Camino y enfilamos otras dos subidas no menores al alto de san Roque, con su impertubable peregrino el viento,



y el Poio; allí otro café y concilio con Joao: quedan doce kilómetros y hora y media de luz; nos lo ponen fácil porque en el Poio no hay calefacción y está helando; sabemos que llegaremos de noche, pero aquí nada es fácil y a estas alturas, como los alpinistas, ya estamos aclimatados; bajamos cada vez más despacio, con precaución por las zonas con hielo y al final con los frontales encendidos vemos la luz cálida de Triacastela cada vez más cerca; una vez a cubierto aún tenemos que salvar la indiferencia de algunos lugareños para conseguir cenar algo... frío; nada es obstáculo suficiente, estamos contentos; lo más dificil, sobre el papel está salvado; lo que nos queda en Galicia es un regalo para los sentidos, aunque siempre hay que pelearlo; hoy dormimos con la sonrisa de haberlo conseguido. 



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