jueves, 7 de junio de 2007

segunda marcha

parecía correr por el mar; un mar verde, de espigas que hacían olas mecidas por el viento; alcancé así ese estado en el que crees que puedes correr indefinidamente; casi desconectada la voluntad, el movimiento de la carrera se convierte en un automatismo sencillo que tiene continuidad en si mismo; el cuerpo se mueve, pero no hay fatiga; la mente está libre para imaginar; soñar retazos de realidad... al otro lado del cristal; la ventana del gimnasio al sol, al viento, a todo lo cotidiano; un entreno de esos que valen doble; 8 kms para no perder un día de recuperación después del día de recuperación; y mañana... más.

No hay comentarios: